Rafael Moreno Salazar, de Bujalance
1 febrero 2022Rafael Moreno Salazar, hijo de Antonio y de Emilia, nacido en Bujalance el 12 de diciembre de 1923 y de profesión agente de seguros.
Vivía, junto a sus padres, en la fábrica de aceite de los Porras, de la que su padre era el portero. Al estallar la guerra, conoció a los hermanos Rodríguez, los “Jubiles”, que eran perseguidos, y a los que refugiaron en su casa por la amistad que guardaban con su familia. Por eso, fue su enlace y se tuvo que ir con ellos.
Al estallar la guerra tenía doce años y tuvo que irse con su familia a Bailén, donde pasó todas las calamidades de una guerra. Desde pequeño ha estado muy relacionado en las ideas de la CNT, ya que su padre era afiliado y lo llevaba a ver las obras de teatro que se representaban.
Al finalizar la guerra, regresaron a su pueblo, pero sus casas ya habían sido ocupadas por vecinos de Morón de la Frontera, por lo que tuvo que vivir a la intemperie bastante tiempo hasta que las cosas mejoraron, y una vez desalojados su hogar, pudieron volver a entrar.
Su familia sufrió duramente la privación de libertad, ya que su hermano estuvo quince años en la cárcel de Burgos, su madre estuvo cinco años y su padre también, por lo que él tuvo que hacerse cargo del cuidado de los hermanos más pequeños.
Una vez finalizada la guerra, sirvió de enlace durante tres o cuatro años a los maquis que había por aquella zona. Le llevaba la prensa, medicamentos y lo que necesitarán. En cierta ocasión, llevó a la madre de uno de ellos, para que viera a su hijo, y a llegar al pueblo, registraron a la mujer, y ésta declaró que Rafael la había llevado a ver a su hijo. Por este motivo, Rafael paso seis meses en un convento de monjas, ya que al ser menor de edad, no podía ir a la cárcel. Después se incorporó al grupo, y estuvo con ellos hasta el 6 de enero de 1943. El grupo logró sobrevivir pasando desapercibido, y subsistiendo gracias a la caza de animales de campo, hasta que fue traicionado y aprisionado, debido a una explosión, por la Guardia Civil.
Pasó un tiempo en la cárcel, hasta que logró escapar disfrazado de fontanero, con la ayuda de unos amigos, y desde entonces estuvo trabajando en una compañía de seguros durante 40 o 50 años, bajo un nombre falso, el de Antonio Pérez Sánchez. En fin, reconoce que para sobrevivir ha tenido una vida de perseguido y mentiras, siempre con mucha picardía.
Volvió a recuperar su identidad con la llegada de la democracia, y gracias a la ayuda del Gobernador de Cuenca y de Virgilio Zapatero, rector de Universidad de Alcalá de Henarés, ambos amigos suyos.
Para él la libertad no se mendiga ni se conquista, la libertad hay que conquistarla con sacrificio y luchando. «Y si no lucháis a diario, vosotros las juventudes creéis que todo ha venido hecho y nada viene hecho, hubo que pasar por una guerra civil en España donde hubo 1.000.000 de muertos y muchas calamidades y mucha hambre para que hoy gozarais de lo que estáis gozando». «Que el bienestar familiar del que disfrutan no ha venido solo, éste ha costado mucha sangre, sudor y lágrimas».
[Fuente: Foro ciudadano para la recuperación de la Memoria Histórica de Andalucía
Autora: Mar Téllez Guerrero]